Misión

Fieles al carisma de San Pablo de la Cruz, la misión de los Pasionistas es mantener vivo en el mundo el amor de Jesús Crucificado como se ve en su sagrada Pasión.
Esta misión tiene sus raíces en la vida comunitaria de oración y se expresa en un colaborativo ministerio para con el pueblo de Dios en todos los ámbitos de la vida, especialmente con los pobres y los que sufren.
Buscamos la unidad de nuestra vida y de nuestro apostolado en la Pasión de Jesús.

46 ° Capítulo Provincial 9-14 de mayo de 2002

Un Carisma Emergente

Los eventos comúnmente conocidos como la Pasión de Jesús comenzaron con la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos, continuaron durante su juicio y crucifixión brutal, y concluyeron con su Resurrección.

La palabra Pasión deriva del latín passio, que significa "sufrimiento".

Jesús fue crucificado como consecuencia directa de cómo vivió. Su visión del Reino de Dios lo consumió. Esta es la visión sobre la cual María cantó: donde los poderosos son humillados, los humildes enaltecidos, los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos caminan y los pobres finalmente escuchan las buenas nuevas (Lc. 1,46-55). Los líderes que crucificaron a Jesús usaron su poder y autoridad para silenciar esta visión. Pero sin perder la confianza en la promesa que Dios le hizo, Jesús soportó la crucifixión y sus seguidores pronto experimentaron que Jesús estaba vivo en formas nuevas e inesperadas.

Nuestro fundador, San Pablo de la Cruz, vio en la Pasión de Jesús “la mayor obra del Amor divino”. San Pablo era un místico. Vio más allá de lo que vieron los demás. Vio un mundo donde la gente podría conocer la inmensidad del amor de Dios por ellos, donde los obstáculos a este amor son removidos y donde podemos compartir ese mismo amor con cada ser humano.

San Pablo llama a los Pasionistas a ser místicos también - a ver más allá de las divisiones comunes y más allá de los prejuicios sociales y culturales - para construir un mundo que refleje esa visión del Reino de Dios.

En el movimiento de San Pablo, la Iglesia Católica reconoció un Carisma único, que es un “don” para ser vivido y un don para transformar el mundo.

Como Pasionistas, vivimos este don profesando un voto especial de mantener vivo el recuerdo de la Pasión de Jesús a través de la oración, la predicación y el caminar con los “crucificados” de hoy.

¿Quiénes son los crucificados de hoy? Ellos son un calidoscopio de humanidad y de vida que son marginados, minimizados y maltratados por los sistemas económico, educativo, sanitario y legal de la sociedad ... ... son un niño de Haití hecho indigente por los desastres naturales y la discordancia política ... ... son una mujer estadounidense que sale de la cárcel en busca de una nueva vida ...



... son un padre de clase media que lucha contra la adicción, un joven que lucha en las calles de la ciudad de Nueva York para encontrar el camino a seguir, y una anciana que muere aislada en un hogar de ancianos ...

... son nuestros hermanos y hermanas afro-americanos que luchan contra la discriminación arraigada ... ... son nuestra Tierra sufriente mientras soporta un asalto ecológico global continuo.

La mayoría de las comunidades religiosas se presentan como "Esto es lo que hacemos". Ellos pueden que eduquen a los jóvenes, alimenten a los hambrientos o alberguen a los desamparados.

Como Pasionistas, lo que hacemos nosotros es recordar. Recordamos lo que se le hizo a Jesús en su Pasión, y estamos con cada ser vivo que hoy está experimentando su propia crucifixión.

Así, mientras que no podemos afirmar que 'Esto es lo que hacemos', sí podemos afirmar que 'Esto es lo que creemos' - estamos pensando, viviendo y orando en un futuro en el que vamos a encontrarnos con los crucificados en formas nunca antes imaginadas.

El nuestro es un carisma emergente.